Instagram Stories vs Snapchat

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Buenos días!!

Durante semanas habíamos dejado aparcado el tema: Instagram Stories vs Snapchat… el dilema del verano… y es que realmente esta época vacacional nos exigía tomar decisiones mucho más inminentes: ¿playa o piscina?, ¿comida grasienta (pero terriblemente apetitosa) de chiringuito o ensaladita fit en casa?, ¿salir de copas o aguantar como podíamos hasta las 3am para ver la final de los 100m lisos? Es que no me digáis, esto ha sido todo un sinvivir de mes de Agosto… así que ya por fin parece que ha llegado el momento de tomar el toro por los cuernos y tomar una decisión respecto a esa gran dicotomía de redes sociales.

Y es que, seamos sinceros, yo creo que este verano todos le hemos tirado un poco a todo, al tuntún, de manera rándom íbamos subiendo videos chorris vacacionales a ambas redes sociales… Por un lado estaba el miedo de: “¿y si ahora dejo Snapchat y realmente IG stories no llega a buen puerto?” y, por supuesto, el contrario: “¿y si me mantengo fiel a mi snapchat de toda la vida y luego se queda totalmente demodé?” Más o menos yo creo que esto ha pasado por la cabecita de todos nosotros durante esas largas siestas despreocupadas al solete… ¿o no? (venga, sed sinceros). Así que como todos estamos en el mismo barco, os contamos nuestras conclusiones después de tanto pensar, reflexionar y leer todo lo que pasaba frente a nuestros ojos sobre el tema (que luego las malas lenguas dicen que solo nos dedicamos al #terraceo).

Si hacemos caso a la historia, y viendo lo que ocurrió hace no mucho con Vine (sí, nosotros fuimos de los primeros que apoyamos a muerte esa red social que quedó básicamente en nada)… todo hace pensar que el gigante de Instagram puede con todo. En una época en que IG sólo se dedicaba a las fotos monis y super preparadas en las que todos vivíamos una vida de ensueño, llegó Vine a poner un poco de cordura… en el vídeo puedes seguir siendo ideality, pero algo menos… tu vida puede seguir siendo de color rosa, pero ya hay tintes de otros matices. Y así empezaron a surgir vídeos de carruseles donde las modelos no desfilaban perfectamente y había pequeños desfases entre unas y otras (horror de los regidores!, I know…), donde se veían fiestas que no eran tan terriblemente cool como indicaban las fotos y eventos mucho más desolados de lo que una imagen estática y hecha con gracía parecía evidenciar. ¿Y qué hizo IG al ver esto? Pues introducir sus mini-vídeos de 15 segundos en los que no daba tiempo a nada, pero bueno, al menos se veía el movimiento y conseguía que todos los video-makers volviesen a su redil. Conclusión: si hacemos caso a la historia, hay que pasarse a IG stories.

Pero no todo es historia, lo que funcionó en el pasado puede no hacerlo ahora y una de las grandes desventajas de IG (sea foto o stories) es su esencia, el hecho de que siempre será una red social “demasiado bonita”… no es la red social para subir tu última reflexión chorra, ni tu cara con orejitas, ni el “arco iris” saliendo de tu boca… todas esas tonterías son mucho más aptas para Snapchat, la red “canalla” por excelencia donde todo está bien, todo lo chungo mola, y se juega a ser el más chorra… Si a eso le sumamos que hay mucho público jovencillo que ve que IG es una red “para padres” pues dime tú… Conclusión: si hacemos caso a la esencia, hay que seguir en Snapchat.

Dejemos el pasado y la esencia y pasémonos a algo mucho más de utilidad centrándonos en la capacidad de influencia (que al final es donde está el negocio). Realmente Snapchat es una red social que nos lo pone “difícil” porque de social tiene cero. ¿Quién no ha “sufrido” buscando el perfil de algún usuario y no siendo capaz de dar con él?, ¿quién no hubiese “pagado” por saber a quién sigue fulanito?, ¿quién no querría saber cuántos seguidores/seguidos tiene menganito?, ¿quién no busca gente de un determinado perfil y no consigue encontrarla? Eso y mucho más son las pegas que desde un punto de vista “profesional” se le pueden poner a la red social de la diversión. Es cierto que, como dijimos anteriormente, es la red para pasar el rato y que, quizás, lo “profesional” no debería tener cabida en ella… y, precisamente por eso, las marcas buscan manera de estar… porque estar en una red sin publicidad ya sea evidente o encubierta es de lo que más repercusión puede tener ya que el usuario se fía a pies juntillas de la gente a la que sigue. Lo cierto es que no hay estadísticas, no hay modo de ver alcance, no hay modo de hacer un seguimiento de nada… de ahí su poca utilidad (o su encanto según quiera verse) de cara a las marcas. Conclusión: si queremos influencia, hay que pasarse a IG stories pero si queremos ausencia de publi hay que seguir en Snapchat.

No podemos olvidar el tema de la originalidad, IG una vez más vuelve a plagiar la idea de otro sin aportar nada nuevo. Todas las opciones que nos da las tenía el original e incluso tiene menos filtros, menos opciones, menos maneras de customizar nuestras capturas. Conclusión: en cuanto a ética, nos tendríamos que quedar con Snapchat por ser el original y condenar a IG por (una vez más) haber cometido “plagio”.

Y, por último, vamos a centrarnos en un tema que para mí es básico como usuario pero que no depende tanto de la red social en sí sino de cómo lo gestiona la sociedad… el uso del tiempo. Creo que todos compartimos esa máxima de que el tiempo es lo más valioso que tenemos ya que es algo que no se puede comprar (ojalá!!! Yo me compraría días de 48h como si no hubiese un mañana)… y el tiempo que “invertimos” en redes sociales es tiempo que dejamos de usar para otros aspectos de nuestra vida, el coste de oportunidad es muy, muy alto. Entonces nos planteamos el dilema: ¿de verdad quiero escuchar a esta rubia petarda soltándome un speech de 20 minutos sobre su happy life?, ¿no me vale una foto que me diga que es feliz y punto? Y lo peor es que hemos llegado al colmo del absurdo cuando cada uno de los snapchatters compite por tener más segundos/minutos de vídeo soltándonos su parrafada. Al final dejé de seguir a tanta gente, que prácticamente se puede decir que no seguía a casi nadie… si yo no digo que no usemos esa oportunidad de compartir nuestros speeches con el mundo de vez en cuando, pero de forma racional. Digamos que cuando Snapchat quitó lo de los segundos grabados y lo cambió por esos incomprensibles circulitos para mí dejó de perder la gracia… antes podía seleccionar y si era muy largo me lo saltaba, ahora ya o consigo entender esos círculos o vamos apañados… Por el contrario, en IG, al ser una red más de “postureo” parece que a la gente no se anima tanto a contarnos su vida y milagros… esperamos que esta tendencia se mantenga!!! (please, please, please). Conclusión: si el tiempo es oro hay que pasarse a IG stories.

Llegamos al veredicto final… para nosotros (e insistimos es una opinión meramente personal) poniéndolo en una balanza pesa más la influencia y el tiempo que podemos dedicar a una red social que el concepto más puramente ético y la esencia. Es cierto que así leído esta afirmación nos deja en bastante mal lugar, pero al final nosotros no consumimos redes sociales por ética o esencia sino más bien por estar enterados de lo que hay en el mundo, por conocer las noticias de los mundillos que nos interesan lo más rápido posibles, por conocer opiniones y valoraciones de los influencers de nuestro sector… y todo ello dedicando el mínimo tiempo y esfuerzo. Quizás el problema es que seamos demasiado prácticos… pero para arte y esencia nos vamos a un museo!!

Y si ahora nos preguntais de la posibilidad de estar en ambas redes, pues por supuesto, que es posible… pero ya se sabe, quien mucho abarca poco aprieta y realmente la gente que tiene ambas inevitablemente va a repetir contenido… y gracias pero no… si hablamos de rentabilizar tiempo, ésta es la opción menos viable.