Confianza en uno mismo: ¿cómo conseguirla?

{ RUNNERS THOUGHTS }

Hola chicos!!

Hoy quizás escriba uno de los post más personales y que, por tanto, más me va a costar escribir, pero creo que hay cosas que hay que compartir más allá de las carreras a las que nos vamos a apuntar o de nuestros pinitos en esa nueva sección de tips runners.

Los que me conocéis de siempre sabéis que soy tímida y vergonzosa a más no poder, que desde que tengo uso de razón he estado acomplejadilla (y lo digo en diminutivo porque no me ha causado ningún trauma ni he tenido que ir a ningún psicólogo ni nada) con mi cuerpo. En mi familia todos son super delgados y desde siempre he sido, cariñosamente la "gordi". Creo que tengo celulitis en las piernas desde la tierna edad de 8 años y digamos que mi cuerpo nunca ha sido precisamente un ejemplo.

Eso es lo que hizo que nunca hasta los 23 años me pusiese un bikini (los bañadores tapaban más y solo me quité el maxi-bañador de competición super tapado cuando me hicieron ver que la gente me miraba más así vestida que con un bikini normal), y siempre en la playa fuese tapada hasta el momento crítico de meterme en el agua, que me costase un imperio ponerme camisetas de tirantes (yo creo que hasta mi madre empezó a llevarlas antes que yo) y que faldas y pantalones cortos se evitasen todo lo posible, ¡¡los vaqueros son siempre una buena opción!!

La cuestión es que esto ha sido así... siempre... en la oficina en verano nunca llevo falda (porque implica llevar las piernas al descubierto y a ver quien justifica unas medias tupidas en Agosto) y los pantalones cortos son solo aptos para la playa... en Madrid hay aire acondicionado en todos los sitios, ¿no?

Pensaréis que estoy loca, que se me va la pinza y mil cosas por el estilo... vale, puede que sí, pero cada uno tiene la confianza en su cuerpo que tiene y hay que aceptarlo.

Y llegamos al presente... y seguro que las fotos por las que habéis pasado hasta llegar hasta este punto del post no os han sorprendido. Hay mil fotos mías como éstas en IG en los últimos meses.  Ésta es la gran sorpresa, el gran cambio de chip... si hace un año era totalmente impensable que yo me hiciese una foto en bikini, ¿qué ha cambiado para que ahora no solo entrene con poco más que un bikini sino que suba fotos de esa "guisa" a las redes sociales?

Confianza, amigos, confianza... y confianza en una misma. Ya me da igual lo que puedan pensar otros sobre mi cuerpo, sinceramente, no es el mejor del mundo, pero es el mío, está fuerte, está sano y está trabajado. ¿Que queda mucho por mejorar? Por supuesto que sí, mucho no, muchísimo... pero ya no me avergüenzo de él, ya no lo escondo debajo de mil capas de ropa... es el mío, lo acepto y lo quiero tal y como es (a ver, entendámonos, que si me lo cambian por uno de top-model tampoco voy a hacerle ascos, eso sí, que esté sanito, eh!!!)

Empecé a correr hace año y medio, como comentó hace tiempo Cristina Mitre, con unas mallas largas y negras y con el plus de que tenían la pata ancha porque así marcaban aún menos.  De ahí, en unos 6 meses me atreví con incrementar un poco el armario deportivo con unas mallas tipo legging (también negras, por supuesto, no vaya a ser que llame la atención sobre mis piernas) y unos pantalones cortos de tenis de chico (por eso de que son más holgados y bastante más largos que los de running) y, por supuesto, también negros.  Como veis iba por el buen camino, jajaja

A principios de año, y coincidiendo con las rebajas de invierno, algo empezó a cambiar... ya no me apetecían mallas siempre negras y me atreví a empezar a incorporar algún color (primero un estampado blanco y negro, luego unas grises, luego otras combinando también blanco y negro... hasta llegar a unas naranjas fosforito, ¡¡naranjas!!).  Y, a partir de entonces, digamos que el 2015 ha sido el año de superación de los complejos, de aceptación de una misma y de mi cuerpo, de empezar a sentirme cómoda en él y de empezar a quererlo y valorarlo un poquito en vez de fustigarme con él día tras día.

Realmente es eso, el running (y el ejercicio físico en general) nos aporta esa dosis de confianza que nos faltaba, nos demuestra que nuestro cuerpo vale para bastante más que para llevar ropa encima, nos recuerda una y otra vez que él es el que nos permite batir nuestras marcas, superar nuestros obstáculos y nuestros miedos...

Al final van a tener razón esos que decían "mens sana in corpore sano". Ahora siento que mi mente es mucho más sana... que la relación conmigo misma ha mejorado bastante y que poco a poco voy por el camino de quererme cada día un poquito más... y todo esto sin tener que hacer ningún tipo de terapia!!!

Y luego dicen que correr es solo correr... ya... es mucho más que eso, ¿verdad?

Puff, menudo rollo que os he soltado, pero creo que puede venirle bien a alguien... en serio, si en algún momento habéis sentido ese "complejillo" (de nuevo, no hablo de ningún tipo de transtorno serio, sino de algo más básico y no obsesivo), probad a salir a correr, probad a hacer ejercicio... es tan terapéutico!!!

Un saludo,

Mario de la Renta

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